Eterno es el momento presente,
eterno de dicha y felicidad,
recorriendo mi corazón tranquilamente
con tus manos llenas de bondad.
Y en el cielo de tu alma,
donde amanece tu hermosura,
contemplo tu alegría en calma
y me recreo con tu dulzura.
Si cierro los ojos estás ahí
y veo tu eterna sonrisa;
si abro los ojos estás ahí
y siento de tu mar la brisa.
Se me hace extraño y familiar
ese estar sin pedir nada
pero es grato y cálido, en verdad,
pues viene de ti, pequeña hada.
Y como de ti viene es sincero
como el aire que respiro en tu presencia,
como el olor de tu celestial esencia,
como un abrazo tuyo, tan certero.
Y podré olvidar mi nombre,
dejar de sentir la huella del frenesí,
podré olvidar mis recuerdos de hombre,
pero nunca olvidaré que siempre estuviste ahí.




